lunes, 12 de septiembre de 2011

Celebración del XX Aniversario de Ordenación Sacerdotal del Pbro. Mtro. Ramón Mares Olmos


El pasado jueves 8 de septiembre de 2011, el Pbro. Ramón Mares Olmos celebró junto a la comunidad de San Miguel Arcángel Zinacantepec, la acción de gracias por la celebración de sus veinte años de ordenación sacerdotal. Pedimos a Dios que le siga dando sabiduría, salud y alegría, para continuar con la obra que el Espíritu Santo le ha encomendado en la Iglesia. La celebración Eucarística de principio a fin fue muy emotiva, las palabras que salían del corazón del Padre Ramón iban haciendo eco en toda la asamblea, preparando el camino para que Cristo-Eucaristía sellara la acción de gracias y el compromiso realizado por nuestro pastor y la comunidad; pero de esto hablaré posteriormente, porque la celebración estuvo enmarcada por una obra de teatro que abrió con broche de oro la celebración; y que cerró con una convivencia organizada por el consejo parroquial, lo cual fue todo un éxito.

         Iniciemos con el preámbulo de la celebración Eucarística, a las seis de la tarde se presentó una obra de teatro, la cual, retrató con mucho realismo el drama de las relaciones humanas y cristianas en la familia. Por una parte se mostró una realidad familiar de desamor y violencia, la cual, no está preparada para formar hijos e hijas con ideales y sueños, a lo más que pueden aspirar es a la mediocridad del modelo paterno y la sumisión del rostro materno. Una realidad a la cual, muchas familias no escapan en nuestra comunidad, por eso vemos en el día a día, jóvenes que no alcanzan a trascender en la vida, que renuncian al estudio y al trabajo, sueñan con ser como papá: machista, alcohólico y conformista. Pero también las niñas no pueden aspirar a grandes cosas, tan sólo buscarse un marido quien las saque de su realidad familiar, para llevarla a otra realidad no muy diferente, donde el estudio y el trabajo le son realidades cerradas, porque sólo será una sirvienta en casa, a las órdenes del esposo que la esclaviza y violenta.  Por otra parte, se presentó el modelo de una familia donde el amor es el centro de sus relaciones, ¡qué distinto! Hay diálogo, cariño, formación, respeto, libertad, escucha; es decir, una familia que ha dejado entrar el corazón de Jesús en su hogar. Jesús que invita amar, a ver en el rostro de cada uno de los miembros de la familia su infinito amor. Y las cosas cambian, porque el amor que nos regala Jesucristo nos da otra dignidad, una dignidad que nos hace ser libres, que nos permite crecer, soñar, aspirar a cosas importantes en la vida, estudiar, trabajar, sonreír, ser feliz. Sabiendo de antemano que es la Gracia de Dios lo que permite vivir en armonía y plenitud; y que las solas fuerzas humanas, aunque se esfuercen en lograrlo, no van cosechar los frutos que Dios nos da cuando lo dejamos entrar en nuestra casa. Un matrimonio cristiano forma un hogar donde todos los miembros crecen, donde no hay violencia ni esclavitud, sino todos vuelan muy alto, luchan en el día a día por ver cristalizados los sueños, trabajan para que el Reino de Dios sea una realidad visible desde la realidad que nos ha tocado vivir, y que nos prepara para la salvación eterna.

La obra de teatro nos enseña a superar nuestra imagen de Dios, una imagen en la cual lo hemos colocado fuera de nuestra existencia, de nuestro hogar y de nuestra realidad. Dios debe vivir en medio de nosotros, ha de ser una experiencia de todos los días, ha de ser una realidad visible en el trato en el hogar. Un Dios que se encarna en nuestras vidas para experimentar la salvación y que nos proyecta a cambiar esta realidad de pecado por una realidad donde impera el amor. Por eso, hemos de manifestar la experiencia de Dios en nuestras acciones de todos los días.

El toque festivo, alegre y solemne predominó en la Celebración Eucarística, el Pbro. Ramón Mares en la homilía, habló a los jóvenes con un ímpetu jovial que se notaba la acción del Espíritu  Santo en todo su ser. Inspirado en el Papa Juan Pablo II afirmó tajantemente que “los jóvenes son la esperanza de la iglesia”, porque son especiales para Jesús. Su aportación es esencial para la Iglesia, por su creatividad, su emotividad, su pasión, su fuerza, su vitalidad; sin embargo, también nos hizo reflexionar que los hijos en las familias no han sido amados, en sintonía con lo que vimos en la obra de teatro, los exhortó a volar, a crecer, a luchar por el sentido de la vida, en un ambiento de violencia, de esclavitud y mediocridad en el cual las familias muchas veces los someten. A los padres de familia los exhortó a cambiar su estructura familiar, a confiar en la misericordia de Dios, abrirse a una experiencia personal del amor de Dios, para poder formar en la fe a los jóvenes, porque tienen hambre y sed de amor. Por eso se comprometió el Padre Ramón a organizar un campamento en el mes de marzo, donde buscará que los jóvenes se encuentren consigo mismos y con Dios, para que vuelen alto, para que mantengan firmes sus ideales, sueños y valores. Porque confiando en la Misericordia de Dios, todo se puede.

En este sentido, compartió que al escuchar el llamado de Dios para la vocación sacerdotal, se abandonó en las manos de su misericordia y recibió el apoyo económico de “jóvenes” que pudieron costear sus gastos de seminario. Por lo que, le hace ser más sensible con los mismos jóvenes, porque estuvieron caminando con él en su vocación sacerdotal. Así mismo, nos compartió que el día más importante de su vida fue el día que lo ordenaron sacerdote, el momento en el cual Jesús le confía continuar con su obra salvadora, y da gracias de vivir su vocación con profunda alegría; alegría que le hace disfrutar y gozar de la Gracia de Dios presente en su Ministerio Sacerdotal. Además de compartirnos que estaba muy agradecido con Dios, y muy contento por estar con nosotros en la comunidad.

Sigamos orando hermanos por nuestro pastor para que Dios le siga concediendo su Gracia, a fin de que sea santo en el ejercicio del sacerdocio, y que nosotros fieles seamos instrumentos, sus ojos, sus odios, su mente, sus pies en los lugares donde él no puede estar, y no dudar de siempre pedir vocaciones sacerdotales, porque la viña es grande y los trabajadores pocos.

Al finalizar la Celebración Eucarística los grupos y movimientos parroquiales, coordinados por el Consejo de Pastoral, compartieron los alimentos con la comunidad, como ocasión para la convivencia y cercanía entre el padre Ramón y la comunidad. He de mencionar con mucha alegría, que este servicio lo hicieron con un espíritu evangélico precioso, hubo mucha organización, pero sobre todo mucha nobleza y sentido de fraternidad entre todos. Eso demostró que la comunidad parroquial va madurando, va caminando con estructuras evangélicas firmes. También el Consejo Parroquial tuvo a bien obsequiar al Pbro. Ramón Mares un traje, por cierto muy bonito, en color negro, quien fue entregado en la Eucaristía por el Presidente del Consejo, quien agradeció la estancia del Padre Ramón en la comunidad y rogó a Dios por la salud y la bendición de su ministerio sacerdotal a nombre del Consejo y de la Comunidad parroquial en general.

No me queda más qué decir: “FELICIDADES PBRO. RAMÓN, GRACIAS POR SER ESPERANZA PARA NUESTRA COMUNIDAD”

domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Quién cómo Dios? Nadie como Él

A mi mente viene el recuerdo de aquella frase salida de los labios del Cristo de San Damián, una imagen que tanto le gusta contemplar a San Francisco de Asís, a quien delicadamente le dijo: ¡Francisco, anda, repara mi Iglesia! Al principio el santo de Dios pensó que tenía como misión reconstruir templos, sin embargo, al paso del tiempo, atento a los acontecimientos de su realidad y en la intimidad de la oración, comprendió que la Iglesia que tenía que reparar iba más allá de la reconstrucción física. Francisco fue llamado a reparar la Iglesia de carne y hueso, una Iglesia mucho más cercana a los fieles, Iglesia comprometida con el mundo, que hiciera palpable en la historia el Reino de Dios. Vaya tarea para el Santo de Asís. Quien como ha dicho en su Regla de vida a los seglares franciscanos: “Anuncien a Cristo con la vida y la palabra, pasando de la vida al Evangelio y del Evangelio a la vida”. Es decir, Anunciar el Reino de Dios con actitudes evangélicas, con un testimonio de vida que garantiza que el encuentro con Dios está convirtiendo la vida del creyente, con la finalidad que ya desde ahora, estemos haciendo presente el Reino de Dios, como un preámbulo de lo que nos tiene preparado el Señor en la vida eterna.

Dios en su infinita sabiduría y en su infinito amor, quiso que los franciscanos fueran la base de la evangelización en México, los tres que llegaron primero fueron fray Juan de Tecto, fray Juan de Aora y fray Pedro de Gante, un año después llegarán los llamados “primeros doce”, encabezados por Fray Martín de Valencia. Pero aún más, el Valle de Toluca tiene sus cimientos evangelizadores en los mismos Franciscanos, convirtiéndose Zinacantepec en un lugar especial ante los ojos de Dios, que en su infinita bondad nos permitió ser junto a Toluca y Metepec, los primeros y principales centros de evangelización. Las raíces de nuestra fe están en la espiritualidad y el carácter franciscano; esto lo han olvidado algunos historiadores, quienes han valorado más el aporte artístico y arquitectónico del Templo Parroquial y del Convento, convertido hoy en un museo, que no logra expresar en su totalidad la historia evangelizadora de nuestra comunidad. Su olvido sobre toda la obra evangelizadora, espiritual, misionera y de fe, no ha dado el justo valor que merece la historia de nuestra comunidad. La aportación que hace la historia de Zinacantepec al mundo,  es sin duda alguna,  su comprimiso apostólico por anunciar al Dios de la vida, al Dios Uno y Trino, Dios de amor, que ha hecho maravillas en su Pueblo. La misión dirigida a San Francisco sigue presente en la vida pastoral de nuestra comunidad, “reparar la iglesia”, una frase que invita a la continua renovación, a la continua revitalización de nuestra Parroquia. Actualizar el mensaje de Jesucristo en el tiempo que nos tocó vivir, y asumir con valentía la misión que dio a Francisco, por ser cada uno de nosotros, nos guste o no, continuadores de esta tradición.
En este camino de revitalización parroquial, la misma tradición espiritual franciscana nos ha regalado dos protectores especiales. Cómo olvidar la fe tan grande de San Francisco a los ángeles, especialmente a San Miguel Arcángel, a quien le dedicaba una novena especial, era la fiesta más importante que celebraba el pequeño de Asís, después de la natividad de Nuestro Señor Jesús y de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Y precisamente nuestra Parroquia por inspiración del Espíritu Santo fue confiada a San Miguel Arcángel, quien nos defiende en esta lucha, de hacer presente y vivo el Reino de Dios, por eso, a qué tener miedo, si estamos plenamente protegidos. Los tiempos que vivimos, los filósofos lo han llamado tiempos posmodernos, o “era del vacío” según Gilles Lipovetsy, un tiempo donde lo que impera es un relativismo moral agudo, donde el principio ético que sobresale es: "se prohíbe prohibir, haz lo que quieras". Tiempos de ausencia de sentido de vida, donde lo único que queda es vivir el presente sin ideales, sueños y utopías, basta sólo pensar en el beneficio personal ególatra y en dar rienda suelta a las pasiones. Tiempo que algunos han denominado el momento de la revancha de los brujos que quieren aspirar a gobernar la vida de los hombres, es decir, esta nueva religiosidad new age donde el hombre egoísta e individual prepara su cóctel religioso como él quiere, puede en un solo día asistir a misa, después ir a la limpia con la bruja, llegar a casa y escuchar los horóscopos, por la tarde ir al tarot y la yoga, ya por las noches rezar o rociar del agua que la bruja le dio para sacar la mala vibra de la casa. La posmodernidad es peligrosa porque el hombre anda desencantado y vacío de sentido de vida. Y en esta realidad vamos acompañados por San Miguel Arcángel para transformarla, para hacer presente el Reino de Dios, un Reino que nos hace ser conscientes que vale la pena vivir, que hay sentido de vida, pero sobre todo, que el amor que Nuestro Dios Uno y Trino nos ha regalado es para compartirlo, para iluminar nuestra realidad de odio y violencia por una nueva "civilización del amor", como le gustaba decir al Papa Juan Pablo II, una civilización nueva, donde todo hombre tiene la necesidad de ser amado.
Pero por otro lado, los franciscanos nos heredan a otra protectora, la dulce María Santísima en su advocación de los Dolores del Rayo, que estando ahí en la cruz, la presenta Jesús como una discípula, a los pies del Maestro, viendo como el amor se entrega a los hombres en su máxima expresión; y ella ahí de pie, ya no contemplando al Hijo, sino al Amor que está llevando a los hombres a la salvación en la Cruz, y que en la Resurrección ese amor llega a su plenitud total. Pero es una discípula firme, con voluntad, con esperanza, con carácter, resiste al dolor y acepta comunicar la experiencia del amor a los demás. Por eso, a qué tener miedo en esta vocación a “reparar la Iglesia”, a qué temer en esta revitalización de la parroquia. Si en nuestra comunidad ha querido el Espíritu Santo derramarse con tanta fuerza que ha permitido que la fe siga cada día creciendo, haciendo maravillas en las vidas de los hombres de esta comunidad. A qué temer…
La Parroquia de San Miguel Arcángel de Zinacantepec, con estos dos custodios de nuestra fe, debe aprender a mirar alto, como lo había dicho en una ocasión el Pbro. Pablo Jiménez Martínez q.e.p.d. “Ser una comunidad de comunidades abiertas al amor de Dios, con la finalidad de hacer presente el Reino de Dios en el mundo; por eso luchen, prepárense, estudien, trabajen, sueñen, aspiren, que con la Gracia de Dios miren hacia lo más alto y transformen los criterios de este mundo en criterios evangélicos de paz y justicia. Los católicos hacen falta en la política, en la educación, en la administración... para promover el respeto de la dignidad humana”. Y que hace poco nuestro Párroco el Pbro. Ramón Mares lo vuelve a expresar con otros bríos: “vuelen hacia lo más alto como los águilas, trasciendan, sueñen; no sean como las gallinas que comen maíz siempre viendo hacia abajo; vuelen, vuelen muy alto”. Y efectivamente,  nuestra historia espiritual y de evangelización nos proyecta a volar, mirar ampliamente la realidad y hacer una experiencia radical de nuestro encuentro con Jesucristo vivo, que transforma y que nos hace gritar a los cuatro vientos que ¡vale la pena vivir! ¡Que vale la pena darlo todo para que la comunidad crezca y vuele! Pero no es fácil, tenemos que entrar a una dinámica de metanoia, de un cambio radical en nuestra manera de pensar, en nuestra manera de formarnos, en nuestra manera de evangelizar y en nuestra manera de ser. Tenemos que dejar de anunciarnos a nosotros mismos y anunciar a Dios con el único interés de hacer visible en las entrañas de nuestra realidad el Reino de Dios.  Movimientos parroquiales, Asociaciones religiosas, Secciones, Grupos de apostolado, Agentes de Pastoral, necesitamos revitalizar nuestras estructuras, renovarnos, estar a la altura de los tiempos para poder hacer presente el Reino de Dios a esta realidad posmoderna, que tiene su vulnerabilidad en el amor, es una realidad que no sabe amar y vive herida en el amor; pero que con la fuerza del Espíritu Santo podemos hacer maravillas, guiados por la presencia, el ánimo, la coordinación, la formación y la oración de nuestro Párroco el Pbro. Ramón Mares Olmos, que desde el día que llegó a la parroquia nos ha metido en una dinámica de compromiso por anunciar el Reino de la vida y del amor, con voluntad firme, con creatividad, responsabilidad, libertad, madurez, estudio, carácter;  porque nuestro pastor quiere que volemos, que dejemos crecer nuestras alas para tener una experiencia de Cristo a prueba de balas. Obedientes a la Iglesia, al Papa, a nuestro Obispo Diocesano, quienes guían y nos orientan por qué caminos hay que seguir. 

Nuestra historia, desde los años 50 del siglo pasado ha cambiado, desde que Toluca queda eregida canónicamente como diocesis; poco a poco nos hemos ido renovando, de 1940 a 1950 quedan constituidas en la parroquia las primeras asociaciones religiosas, la sección de la Adoración Nocturna, la Acción Católica y la Orden Franciscana Seglar. En los años 80´s y 90´s el grupo de Jesús te Llama se consolida en la organización de la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. Y con la iniciativa del Pbro. Pablo Jiménez, surge el Consejo Parroquial, el grupo de jóvenes Padrinos del Niño Dios, Los Encuentros Conyugales, La Renovación Carismática en el Espíritu Santo, ACAN entra con fuerza en la evangelización infantil, La escuela de Pastoral se consolida, y surgen los coros de jóvenes, así como una formación doctrinal muy fuerte. Con el Pbro. Carlos Morales, se respira un aire de alegría especial, la catequesis infantil va dando muy buena forma, así como los retiros de papás, la Onda Juvenil Católica tiene su nacimiento, así como la madurez de los jóvenes y los Matrimonios de Renovación. Se restaura el Templo, quedando hermoso en su estética. En los últimos años, con la presencia del Pbro. Víctor Manuel González, se hace presente la misión pasionista, dejando como herencia, las asambleas familiares. Así como la presencia de María siempre Virgen, quien logra formas las socias y los socios llamados caballeros de San Miguel.  Además va cobrando forma la Misión permanente. Y se logran culiminar las obra de las capillas del Barrio de Santa María y del Señor de la Misericordia.   

Hay cosas importantes que se pueden pasar, pero con esto quiero sintetizar el gran amor que Dios nos tiene, por eso, qué miedo tener para renovar nuestras estructuras en la Evangelización. Ahora comenzamos otro camino, bajo la sabiduría, el cuidado y el amor del Pbro. Ramón Mares Olmos que nos ha traido el anuncio del Reino del Amor, de la trascendencia y de la necesidad de llevar a Jesús hacia los que no lo conocen. Esto exige romper con muchos tradicionalismos, costumbrismos y posturas fijas y rígidas que muchas veces van en contra del Evangelio, porque urge abrir las puertas a la realidad, una realidad que exige padres de familia, hijos, estudiantes, profesionistas, amas de casa, trabajadores que lleven a Cristo en sus acciones, que lleven a Cristo para hacer tranformaciones en el mundo que nos ha tocado vivir. Pero sólo se puede lograr si nos atrevemos a renovar y a ser sinceros y auténticos en nuestro apostolado, porque somos servidores de Dios, Él es el protagonista, nosotros sólo somos instrumentos, no seamos piedra de tropiezo para quien es sincero en su caminar, hay que atreverse a formar, pero mucho más, hay que atreverse a morir a nosotros mismos, para Cristo viva en nosotros y el único interés evangelizador sea: transformar esta civilización de muerte y desamor, en una civilización de la vida y del amor.
Este blog quiere ser expresión de encuentro que tiene la comunidad parroquial con Dios, un medio de evangelización permanente, abierto, con la idea de hacer presente el Reino de Dios desde los medios de comunicación contemporáneos, buscar la utilización del Internet como un instrumento que da vida.
Qué Nuestro Dios Uno y Trino bendiga este proyecto, que sea Él quien guie los pasos para que sea efectiva la proclamación de su misterio de Amor. Bendícenos y guíanos con tu gracia para no desfallecer. San Miguel defiéndenos en este lucha, porque quién cómo Dios, nadie como Él. Santísima Virgen, permite que tengamos el carácter y la vocación de ser fieles discípulos para dar mensajes de vida a la comunidad. Todo esto te lo pedimos Señor Dios Uno y trino que vives y reinas por los siglos de los siglos Amén.
José Antonio Mondragón Rosales
Coordinador del Consejo de Pastoral Parroquial
Orden Franciscana Seglar